Sí, es el colmo del regalo práctico. Pero si algo hemos aprendido de este 2020, es que toda precaución es poca.
Seguro de vida, de dependencia, accidentes y decesos: estos son los 4 básicos que debes conocer
Para todas las que andáis liadas pateando corte ingleses en busca del enésimo regalo especial a la par que útil y funcional, estáis de enhorabuena, os traigo el regalo más original de la temporada: un seguro. Entiendo que los tipos repeinados de los anuncios de las aseguradoras no son tan atractivos como los buenorros de las colonias, pero qué mejor que estas navidades rarunas para añadir a la carta de Sus Majestades un par de imprescindibles financieros que nada tienen que envidiar como terapia anti estrés a un vale anual para el SPA de turno.
Si bien es cierto que contratar un seguro, con su letra pequeña y sus palabros infumables, puede quitarle las ganas de vivir a cualquiera, también lo es que, normalmente, cuando nos acordamos ya es demasiado tarde. La realidad es que los seguros hay que contratarlos cuando menos apetece, cuando las cosas van bien y tenemos más ánimo de celebrar que de pensar en calamidades. Por eso las Navidades son una oportunidad perfecta para tirar de humor negro y que tu corredor de seguros se gane el aguinaldo.
SEGURO DE VIDA
Este seguro es el rey de los desamparados y el más necesario cuando la vida se pone chunga, porque nos puede ayudar a capear la peor de las tragedias: la pérdida de un ser querido. Si tenéis hijos o una hipoteca en común es poco menos que obligatorio, pero la mayoría de la gente tiene una cobertura insuficiente. La idea es que, si le pasa algo a alguno de los cabezas de familia, los otros puedan seguir adelante sin repercusiones financieras drásticas. En principio, todo el que aporte ingresos a la economía familiar debería tener un seguro de vida, lo que se puede es ajustar la cobertura de cada seguro a lo que gana cada uno para no pagar de más. Una forma facilona de calcular qué cobertura deberíamos contratar es cinco veces nuestro salario más toda la deuda que nos quede por pagar. Es decir, con un salario de 1.500 euros mensuales y una deuda pendiente de 100.000 euros, habría que cubrir: (1.500 × 12 × 5) + 100.000 = 190.000 euros.
Si el seguro se nos pone demasiado caro, hay una forma de abaratar el coste contratando lo que se llaman seguros de capital decreciente, en los que la cantidad que vas a percibir va disminuyendo a medida que te vas acercando a la edad de jubilación del difunto.
SEGUROS DE ACCIDENTES E INCAPACIDAD LABORAL
Por defecto, los seguros de vida solo cubren el fallecimiento o la invalidez absoluta. Pero, según nuestras circunstancias y sobre todo si somos autónomos, puede ser conveniente ampliar la cobertura de nuestro seguro para incluir otros tipos de incapacidad profesional, invalidez o accidente, o contratar un seguro adicional que nos cubra en caso de que no podamos trabajar durante una temporada.
SEGURO DE DEPENDENCIA Y GRAN DEPENDENCIA
Ya que estamos poniéndonos mustios, merece la pena pararnos un segundo para considerar la esperemos que remota posibilidad de que un día lejano nos encontremos en situación de dependencia y requiramos cuidados permanentes. A no ser que hayamos sido buenísimos y nuestros familiares estén dispuestos a dedicar las 24 horas del día a cuidarnos, estas situaciones suelen ser muy difíciles de financiar, sobre todo si se alargan en el tiempo. Para ayudarnos a rebajar la carga en momentos tan duros nacieron los seguros de dependencia y gran dependencia que nos pueden ayudar a cubrir los costes de una residencia o del personal que necesitemos para cuidarnos. Con una población que envejece a marchas forzadas, la necesidad de seguros como estos no deja crecer.
SEGURO DE DECESOS
Y para que no digáis que lo mío no es la alegría de la huerta navideña, os recomiendo que, antes de embarcaros en la arriesgada aventura que es comerse la uvas en tiempo reglamentario, os acerquéis a vuestra correduría de seguros a contratar un seguro de decesos. La ventaja de estos seguros no es solo que cubren los gastos de estirar la pata, que ya os adelanto que no es barato, sino que, como esta gente está especializada precisamente en eso, nos pueden hacer mucho más fácil la papeleta de gestionar toda la logística funeraria en un momento en el que lo que menos necesitamos son líos.
Y ahora sí que sí, a portarse bien para que no os traigan carbón.
Fuente: elle.com