La subida del euríbor está haciendo que los bancos se lancen a una guerra de créditos hipotecarios, en la que Caixabank no ha dudado dar el primer paso. De hecho, su objetivo para este año es crecer un 50% en nuevas concesiones.
La competencia entre los distintos bancos españoles, y aunque cada vez sean menos, se recrudece. Eso sí, sobre todo en los productos que son los más atractivos para incrementar sus ingresos, como es el caso del crédito hipotecario, el producto que más vincula a un cliente con un banco. Ya en 2021 las hipotecas fueron las protagonistas de las estrategias de los diferentes bancos, en una parte empujados por los créditos que se quedaron bloqueados un año antes a causa de la pandemia y el confinamiento, en parte porque los clientes saben que los tipos de interés negativos, como llevan desde 2016, tienen los días contados, y en parte por el nuevo auge del sector inmobiliario y la venta de viviendas.
Todos los banqueros han explicado en las respectivas ruedas de prensa de presentación de los resultados correspondientes a 2021 que la concesión de hipotecas ha sido récord sobre años anteriores. Incluso en algunas entidades se ha superado el crecimiento de nuevas hipotecas a los producidos justo en el momento del estallido de la crisis financiera, aunque al sumar el conjunto de la cartera hipotecaria el resultado no ha sido tan llamativo, e incluso ha podido ser negativo dado el también aumento de amortizaciones del crédito que se ha producido.
La firma de hipotecas correspondientes a noviembre de 2021 fue la mejor de los últimos 11 años, esto es, desde la crisis financiera, con 36.220 operaciones, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). En total, en 2021 el sector prestó casi 60.000 millones de euros, un 35% más que un año antes.
Pero si la competencia fue dura en 2021, y la banca no escatimó en bajar precios para hacerse con la preciada presa de una hipoteca, todo indica, según han comentado a CincoDías los banqueros consultados, que en 2022 la guerra se recrudecerá. Eso sí, con un cambio de estrategia. La banca tiene previsto dar un giro poco a poco en la concesión de hipotecas a tipos fijo, como se estaba ofertando en este último lustro de tipos bajos, a hipotecas referenciadas a tipos variables. Ya BBVA y Bankinter han iniciado este cambio, con una ligera subida del precio del crédito destinado a la compra de viviendas a tipo fijo y una bajada de las de tipo variable. Y, aunque la competencia se prevé feroz este año, también se estima una subida generalizada del precio de las hipotecas.
Otras entidades, como Ibercaja, aseguran que podrían subir los tipos de las hipotecas a fijo en un futuro a corto plazo, pero seguirán dominando en su oferta estos créditos a tipo fijo, ya que se cubre al cliente de subidas adicionales sobre las esperadas.
La banca analiza cómo repercutir la inflación en sus productos. Algunos ampliarán el cobro de los depósitos, pese a la previsible subida de tipos
Unicaja también prevé dar un giro a su oferta. Santander, sin embargo, aunque no lo descarta en un futuro, asegura que por ahora su oferta se mantendrá, ya que los tipos aún no han subido. Algo similar señala CaixaBank.
Pero al margen de este giro en las ofertas con un ligero repunte del precio de las hipotecas a tipo fijo, la banca tiene claro que la competencia se agudizará este año ante la mejora de la economía y la prevista subida de tipos, a lo que se suma un repunte de la inflación, que se puede compensar con subida de comisiones y más ingresos para incrementar los márgenes.
Banco Sabadell, Unicaja, BBVA, Bankinter y, sobre todo, CaixaBank tienen previsto reforzar su apuesta por la venta de hipotecas. Santander, también. De hecho, ya en 2021 superó en España niveles pre-Covid y doblaron sus ventas.
Pero ha sido la entidad que dirige Gonzalo Gortázar la que ha provocado, según apuntan varias fuentes financieras, una vuelta de tuerca a la apuesta de la banca por el crédito hipotecario. Pese a que en años anteriores parecía que las hipotecas no formaban parte de su plan para ganar cuota de mercado –de hecho, hace años que no compite en precios–, ahora quiere impulsar este negocio.
Así, CaixaBank tiene previsto crecer en nuevas hipotecas más del 50%, lo que ha empujado al resto de las entidades a seguir su ritmo si no quieren perder cuota de mercado. Pese a todo, el mercado descarta una nueva burbuja inmobiliaria, ya que el punto de partida actual poco o nada tiene que ver con el de 2008, año en el que estalló la crisis financiera. “El mercado hipotecario es muy competitivo, pero las bases del sector inmobiliario son buenas. No vemos burbuja inmobiliaria”, insistió José Ignacio Goirigolzarri, presidente de CaixaBank, en la presentación de resultados del banco correspondientes a 2021.
Pero, pese a la subida de tipos de interés, que devuelve a la banca su normalización en el negocio (aunque han llorado por los tipos bajos, al final han salido airosos y han logrado mejorar sus beneficios vía comisiones), el sector no tiene previsto, por el momento, empezar a remunerar los depósitos. Incluso, mantendrán una temporada más su cobro a empresas y clientes institucionales, siempre que estén poco vinculados.
Incluso, hay bancos que han decidido extender más este cobro, según han confesado. Pretenden aumentar el espectro de esta tasa a más empresas. La razón es compensar la subida de la inflación, que en enero fue del 6,2%, y un mes antes del 6,5%. Mantienen que la prevista subida de tipos de interés no se notará en los márgenes hasta medio plazo. Además, consideran que esta mejora tampoco compensará la fuerte competencia en precios que existe en el mercado, y que se endurecerá en los próximos meses. Por ello, consideran que la mejor fórmula es ampliar el cobro de los depósitos a las empresas.
CaixaBank no está en este caso. Pese a ello, y como caso concreto, el banco reclamó a finales de 2021 a Hacienda el pago de 40.000 euros si quería que se le renovará el contrato para mantener la cuenta corriente para el pago de las nóminas de sus empleados, y que asciende a 1,5 millones de euros. El cobro que ahora reclama CaixaBank es consecuencia del pago que deben hacer los bancos del 0,5% de sus fondos depositados en el BCE.
La estrategia de extender los cobros de los depósitos, sin embargo, no parece que se generalizará. Los grandes bancos consultados afirman que están analizando cómo les influirá una alta inflación, pero todavía no han tomado una decisión de cómo trasladarla al negocio, que en el fondo es el cliente. Pese a que la reflexión no ha finalizado (están a la espera de la evolución de la inflación en algún mes más), lo cierto es que no descartan aplicar nuevas comisiones. Por ello, incidir en el negocio de fondos de inversión y seguros también está incluido en sus planes estratégicos. La banca maneja para este año escenarios de inflación del 2% al 3,5%.
Fuente: cincodias.elpais.com