La oferta de hipotecas verdes es escasa y generalmente más cara que las hipotecas tradicionales. «La eficiencia energética de las viviendas» es el requisito que plantea el acceso al mercado de las llamadas ‘hipotecas verdes’.
En España, el mercado de hipotecas verdes no termina de despegar. El usuario, que busca sobre todo incentivos fiscales, no demanda este tipo de producto para la compra de una vivienda más sostenible porque las condiciones económicas son peores incluso que en las hipotecas convencionales (el diferencial de partida suele ser superior). Esta es una de las principales conclusiones del I Estudio de Finanzas Verdes, elaborado por la Asociación de Usuarios Financieros (ASUFIN).
“Es evidente que, a falta de oferta, también hay falta de demanda. Si los consumidores empiezan a ver que las entidades disponen de producto en sus carteras y pugnan por ofrecer los más atractivos, les llevará a reflexionar sobre la necesidad de mejorar el gasto energético en sus viviendas. Y ello contribuirá a ir creando un mercado que opere las transformaciones”, opina Patricia Suárez, presidenta de ASUFIN.
En banca casi todo está inventado, por lo que las entidades pueden actuar en las condiciones de concesión, ser más abiertas a conceder bonificaciones con mejoras de en la calificación energética del inmueble. “Pueden tener en cuenta, por ejemplo, el uso de materiales ecológicos en la construcción”, cree Suárez.
Para que este tipo de hipotecas sean viables en nuestro país se hace necesario un incentivo económico visible en el momento de la contratación, opina la presidenta de ASUFIN. Y pone como ejemplo una mayor bonificación en el tipo de interés y/o una reducción o eliminación de comisiones.
Según este estudio, realizado el pasado mes de diciembre, sólo se encuentra en el mercado hipotecario un producto que pueda ser considerado netamente sostenible: la Hipoteca Triodos variable, con un diferencial asociado a la certificación energética, que permite una horquilla de precios desde la más barata, de Euribor + 1,05% para la certificación A, a la más cara, de Euribor + 1,29%, para la certificación G.
El resto de entidades aplican una pequeña bonificación en el diferencial: 0,25% en el caso de Bankia si la certificación energética resulta A o B, 0,10%, en el caso de Banco Santander, y 0,05%, en el caso de Cajamar, indica el estudio.
Hay que tener en cuenta que, a priori, contratar una hipoteca verde no entraña riesgos para el cliente. “Sí es cierto que conlleva el cumplimiento de unas condiciones de mejora energética, pero esto también supondrá una rebaja en la factura de los suministros, lo que también, a la larga, es una ventaja económica”, apunta Suárez.
A la falta de préstamos verdes para la vivienda hay que sumar también una escasa oferta de productos para financiar la rehabilitación energética de los edificios. Con la llegada de los fondos europeos, es deseable que las entidades impulsen este tipo de productos que tiene como principales beneficiarios a las comunidades de propietarios.
En este sentido, ASUFIN forma parte de la campaña “Rethink the Recovery”, impulsada por la organización europea Finance Watch, que insta a los líderes europeos a priorizar, entre otras cosas, las políticas de sostenibilidad a la hora de destinar esta importante inyección económica. “Se podrían articular, por ejemplo, líneas de préstamos orientados a la rehabilitación de vivienda buscando su eficiencia, poniendo el foco en las concentraciones de inmuebles de las grandes ciudades que superen holgadamente los 50 años de antigüedad. El impulso a los préstamos para adquisición de vehículo eléctrico, por ejemplo, demuestra que puede estimularse la demanda de esta manera”, finaliza Patricia Suárez.
Fuente: idealista.com