La banca ha sufrido muchos cambios últimamente: la llegada del covid, las fusiones entre entidades, la digitalización… Pero ello no ha supuesto ningún impedimento para que continúen firmándose hipotecas, incluso en las zonas con más difícil acceso a los bancos y las tecnologías.
Con el inicio de la crisis económica, fue en 2008 cuando comenzó el cierre de oficinas bancarias y, desde entonces, ya han cerrado casi la mitad: de las 46.000 sucursales que había distribuidas por España resisten apenas 25.000, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Y, pese a que fue en 2013, con el fin de la crisis, el año en el que cerraron más sucursales (3.110), también entonces la firma de hipotecas comenzó a remontar. De las 836.419 que se firmaron en 2008 (boom de la construcción) se pasó en cinco años a 199.703, el pico más bajo de los últimos veinte años. No obstante, a partir de ahí, esta cifra no ha hecho más que crecer.
En 2021 se firmaron 417.501 hipotecas sobre viviendas en nuestro país, la mayor cifra de la última década, pese a que echaron el cierre más de 3.000 oficinas más. Esto podría deberse en gran parte a la digitalización de todos los procesos.
El 60% de los habitantes de la España rural usa la banca ‘online’
“Hay cada vez más ciudadanos que demandan los procesos que son 100% online”, asegura el director de Hipotecas de iAhorro, Simone Colombelli. Y, según la Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares que publicó el INE en 2020, el 63% de las personas de entre 16 y 74 años que viven en municipios de menos de 10.000 habitantes ya hacían entonces operaciones a través de la banca electrónica, porcentaje que ascendía al 70% en grandes ciudades.
Por autonomías, es en la Comunidad de Madrid (71,4%) Cataluña (71,2%) y el País Vasco (68%) donde una mayor parte de los ciudadanos afirma que accede a la banca online. En el lado opuesto se sitúan Extremadura (56,7%), Andalucía (58,2%), Aragón (58,8%), Castilla-La Mancha (59%) y La Rioja (60,8%). Precisamente es en estas últimas regiones donde se localizan los pueblos más rurales, la denominada ‘España vaciada’, que también abarca provincias de Castilla y León (61%) y Galicia (67,6%).
«La tendencia es que cada vez vayan cerrando más sucursales. El coste de las oficinas sumado al del personal es muy elevado y es algo que se puede suplir con la tecnología. Tanto el pago de recibos como el resto de los trámites se pueden hacer de forma digital, a lo que también se suma el ahorro del papel”, asegura Colombelli. Pero sí es cierto que todavía “hay una gran demanda de ciudadanos que buscan cierto nivel de presencialidad a la hora de pedir una hipoteca” porque les genera mayor confianza.
Por ello, desde entidades como Ibercaja, presente en más de 240 poblaciones de menos de 1.000 habitantes, “en los procesos originados en canales digitales, una vez realizado un primer asesoramiento, se da la opción de finalizar la operación en una sucursal o a través de un gestor digital”, asegura su jefe de Estrategia Comercial, Víctor Royo. Eso sí, la firma de la hipoteca, el último paso del proceso tiene que ser “siempre 100% presencial y ante notario porque así lo dictamina la ley española”, finaliza el director de Hipotecas de iAhorro.
Fuente: www.diariodemallorca.com