Con la subida de tipos está claro que tener una hipoteca será más caro, sin embargo algunas pueden estar exentas de ello, mientras que otras encarecerán con seguridad.
El largo periodo con intereses en mínimos en la eurozona llevó a la banca a apostar por impulsar las hipotecas a tipo fijo ante el escaso rédito que ofrecían las variables referenciadas al euríbor. Por dicho motivo, en la actualidad más del 60% de la nueva contratación corresponden a este tipo de créditos que aseguran el mismo pago mensual para el cliente. Pero desde inicios de año, las entidades han dado la vuelta a su estrategia, encareciendo de forma gradual las hipotecas a tipo fijo.
Tanto es así que cuatro bancos nacionales han doblado el precio de este tipo de préstamos en los últimos seis meses, al pasar del entorno del 1,5% al 3% actual. El fin que el sector busca con este encarecimiento es más que evidente: empujar a los consumidores a los créditos variables para beneficiarse de la subida del euríbor, el principal índice de referencia hipotecario.
Las entidades hacen lo correcto al tratar de aprovechar el nuevo contexto de inminentes alzas de tipos de interés para impulsar su negocio crediticio. Pero de cara al consumidor la única realidad es que el refugio que hasta ahora encontraba en los contratos a tipo fijo se está difuminando. A muchos no les quedará más remedio que afrontar el riesgo de pasarse a los préstamos variables que también serán más costosos. De hecho, si el euríbor, que ya adelanta el endurecimiento de la política monetaria en la eurozona, escala al 3% incrementará el coste medio de estos créditos en 2.988 euros al año.
El cliente de banca debe ser consciente de que tras más de una década en mínimos, las hipotecas están abocadas a encarecerse. Esto supondrá un duro golpe para los presupuestos familiares y, por extensión, para el consumo, que ya está dando sobradas muestras de flaqueza.
Fuente: www.eleconomista.es