Tomar una mala decisión respecto a las finanzas es un síntoma de que nos enfrentamos a una información que no nos gusta. Esto puede acarrear malas consecuencias, como el efecto avestruz.
El efecto avestruz es un sesgo financiero que le debe su nombre a la falsa creencia de que los avestruces esconden la cabeza en la tierra para ignorar el peligro o fingir que no existen como mecanismo de protección. Aunque realmente estas aves no actúan así, la idea ha sido utilizada para describir una conducta que sí es común en la economía personal y que podría ocasionarnos problemas y poner en peligro nuestra salud y bienestar financiero.
Se trata de la tendencia que tiene nuestro cerebro de ignorar información negativa en los momentos de riesgo o peligro, confiando en que todo va a salir bien sin necesidad de efectuar ninguna acción. Así, las personas solemos subestimar los posibles efectos negativos ante esta situación porque nos basamos únicamente en la información positiva que refuerza o confirma nuestra idea de que todo se desarrollará según lo planeado. Este comportamiento también es conocido como sesgo de normalidad.
El concepto de efecto avestruz fue acuñado en economía por primera vez en un artículo escrito en 2006 por los investigadores Dan Galai y Orly Sade, quienes usaron ese término para describir a las personas que evitan conocer el riesgo de determinadas decisiones o situaciones financieras, es decir, que se esconden cuando las finanzas son adversas o poco favorables.
Un claro ejemplo para entender mejor su significado son los inversores en bolsa, que –según explican Dan y Orly- cuando el mercado se comporta de forma favorable, suelen revisar con frecuencia los indicadores económicos, mientras que cuando los datos son negativos, prefieren no consultarlos tan a menudo. Este comportamiento también lo vemos reflejado en las finanzas personales, cuando tenemos deudas que no podemos afrontar y preferimos no recibir información sobre el estado de nuestras cuentas, o cuando es necesario ahorrar y reducir gastos pero preferimos no prestarle la atención suficiente a los ingresos de los que disponemos.
Como hemos visto, tener la información adecuada a la hora de invertir y gestionar nuestro dinero es muy importante. En este artículo de Tu Futuro Próximo aprenderás sobre los tipos de inversión que existen y cuál es para ti.
Consecuencias del efecto avestruz
La actitud de ignorar los riesgos financieros que corremos en determinadas situaciones no hace que estos desaparezcan, más bien todo lo contrario: podría afectar negativamente a nuestra salud financiera. Algunas de las principales consecuencias son:
- Tomar malas decisiones. Sin la información correcta o evitando conocerla es posible que la decisión no sea la más acertada. Un ejemplo de ello sería la gestión de los ingresos: caer en la tentación de las ofertas o gastar más dinero en caprichos sin ser conscientes del estado real de las cuentas podría disminuir la capacidad para pagar las obligaciones financieras (créditos, hipotecas, alquiler, facturas…), incurriendo en endeudamiento y deteriorando la economía personal.
- Crear una bola de nieve. Las malas decisiones por ignorar la información útil podrían crear una bola de nieve que se vuelva cada vez más grande y, por tanto, complicada de controlar. Es el caso de las deudas. Utilizar las tarjetas de crédito, por ejemplo, sin tener en cuenta los plazos para abonar el dinero, los costes asociados del servicio (intereses, principalmente) y la capacidad de pago, podría generar una deuda difícil de asumir en el futuro. Además, dicha deuda podría aumentar si se sigue ignorando la información financiera y no se actúa correctamente para solventarla.
- Incumplir los objetivos financieros. Ignorar los riesgos es una actitud que pone en peligro el cumplimiento de los objetivos. Imaginemos que la meta de una persona es el ahorro pero no revisa el dinero que destina a ocio o el precio de los productos que compra en el supermercado. Como consecuencia, no puede tomar medidas para disminuir estos gastos y destina más dinero a las facturas y menos al ahorro, perjudicando su economía.
¿Cómo combatir el efecto avestruz?
Como suele ocurrir con los sesgos cognitivos, el primer paso para intentar contrarrestarlos es ser conscientes de su existencia. Así será más fácil evitar caer en aquellos errores de juicio que suele tomar nuestro cerebro de forma automática ante ciertas situaciones. Lo siguiente es identificar y seleccionar con antelación cuál es la información necesaria que debemos tener como referencia cuando llegue el momento de decidir, independientemente de si se trata de algo negativo o positivo. Por último, es importante actuar a tiempo cuando la situación lo requiera y no dejar las decisiones financieras al azar o en manos de terceros.
En este sentido, la educación financiera es clave, aportando conocimiento y comprensión sobre los conceptos económicos, los productos financieros y las herramientas disponibles para tomar decisiones informadas, administrar mejor nuestros recursos y no escondernos de nuestras finanzas.
Fuente: www.santander.com